A 1.250 metros de altitud, a orillas de las tumultuosas aguas del Verdon, se alza la pintoresca ciudad medieval de Colmars. Después de franquear una de las tres puertas fortificadas, hay que descubrir la ciudad vieja rodeada de murallas, las calles rodeadas de casas altas, la iglesia de San Martín, con sus capillas de estilo gótico provenzal, las bonitas fuentes y el camino de ronda.
Fuera de las murallas, dos fuertes de finales del siglo XVII protegen la ciudad. Uno de ellos, el fuerte de Saboya, está abierto a los visitantes en julio y agosto.
El segundo fin de semana de agosto, Colmars cobra una gran animación durante la fiesta medieval que traslada a los habitantes y a los turistas a la época de los caballeros.