La pequeña y encantadora pequeña ciudad de La Ferté-Milon está agazapada a orillas del Ourcq y dominada por las ruinas de una imponente fortaleza. Merece la pena recorrer su camino de sirga y sus calles empedradas y visitar sus edificios históricos.
El castillo de La Ferté-Milon fue levantado a finales del siglo XIV, no llegó a terminarse por causa del asesinato del duque de Orleans en 1407. Cuenta con interesantes vestigios, como su impresionante fachada, perforada por ventanas, sus torres de matacán y sus bajorrelieves, entre los que sobresale uno que representa le Coronación de la Virgen. Tampoco deje de admirar las vistas del valle del Ourcq que se abren desde la explanada del castillo...
Otros monumentos interesantes de La Ferté-Milon son la iglesia de San Nicolás, con sus vidrieras del siglo XVI, con escenas de la vida de Cristo y una visión del Apocalipsis; y la iglesia de Nuestra Señora (siglos XII-XVI), donde el ilustre fabulista Jean de La Fontaine se casó con la prima de Jean Racine.
Los apasionados de la literatura tienen una cita obligada con el museo Jean Racine, dedicado a la vida y la obra del famoso dramaturgo, y cuyos recuerdos se evocan en la casa de la abuela paterna donde el escritor pasó su infancia.