La agradable ciudad de Sens, puerta de entrada a Borgoña y segunda ciudad del departamento de Yonne, guarda sus tesoros con celo. El primero es la catedral de San Esteban, una de las catedrales góticas más antiguas de Francia, construida entre 1130 y 1168. Cuenta con magníficas fachadas de estilo gótico flamígero y alberga espléndidas vidrieras antiguas, entre ellas notables ejemplares del siglo XIII como la gran vidriera de Santo Tomás Becket que se puede contemplar en el deambulatorio.
Los alrededores de este magnífico edificio también merecen la pena. A los pies de la cabecera el jardín de la Orangerie despliega todos los colores de sus parterres. Y frente a la catedral, los mercados de Sens, fantástico ejemplo de arquitectura metálica del siglo XIX, albergan un mercado cubierto los lunes, miércoles, viernes y sábados por la mañana. ¡La oportunidad perfecta para abastecerse de productos locales!
Los museos de Sens, ubicados en los edificios del antiguo arzobispado y el palacio sinodal, son la segunda joya de la ciudad. Este armonioso conjunto destaca por sus hermosas tejas barnizadas, restauradas por Viollet-le-Duc, y por las alas de Francisco I y Enrique II, cuyas colecciones constituyen notables testimonios históricos. En este lugar encontramos interesantes restos galorromanos y el Tesoro de la catedral, que contiene magníficas piezas como telas antiguas, vestimentas litúrgicas, tapices, esmaltes, marfiles y orfebrería. También podrá contemplar pinturas de los siglos XV al XIX (Bruegel, Boudin, Watteau de Lille, Delorme, etc.), bronces de Rodin, cerámicas de Mayodon y muebles fabricados por el forjador artístico Subes.
En el casco antiguo de la ciudad (que tiene forma de almendra) puede pasear por el laberinto de calles formadas por casas con entramado y palacios, explorando rincones y recovecos menos conocidos. En el circuito de Brennus, cuya ruta está marcada en el suelo, podrá ver la espléndida casa de Abraham en la esquina entre la calle Jean Cousin y la calle de la República. Esta antigua casa con entramado de madera del siglo XVI tiene numerosos motivos tallados, entre ellos el árbol de Jesé (que narra la genealogía de Cristo) en su base.
El parque Moulin à Tan, catalogado Jardín de interés, es otro lugar de paseo que no debe perderse. A lo largo de 15 hectáreas atravesadas por dos ríos, espacios con múltiples características se yuxtaponen formando escenas paisajísticas. El arboreto, la rosaleda silvestre y los invernaderos de colecciones tropicales son algunas de las curiosidades de este lugar mágico, en donde los niños disfrutan frente a los recintos de animales, la zona de observación de la fauna, los itinerarios de orientación o los parques infantiles.