Originario del Delfinado, de la región de la acogedora ciudad cuyo nombre lleva, el saint-marcellin, antiguamente elaborado con leche de cabra, es un queso pequeño de leche de vaca con pasta blanda y corteza florida. El saint-marcellin sabe de maravilla con una rebanada de pan campesino y un vaso de vino tinto de Côtes du Rhône, pero también está delicioso en ensalada.
Junto con otros productos locales, esta especialidad es la protagonista del salón del vino y la gastronomía que se celebra cada año en Saint-Marcellin, en el mes de noviembre.